jueves, 28 de agosto de 2008

Inmerecidamente galleta de la suerte

Con los años las personas cambian, el mundo cambia, yo cambié. En un tiempo todo fue diferente sencillo los problemas no eran más que chorradas mal venidas que no hacían mella en nada, pero ahora las cosas se complican y la vida nos obliga a cambiar, a ser diferentes, a ser algo más. ¿Cuándo paso todo esto? ¿Cuándo la gente ya no era la misma? Nunca tendré conciencia de eso tampoco sabré cuando llegue a ser lo que soy hoy, nunca sabré cuando todo empezó, cuando me convertí en galleta de la suerte.

En algún punto del trayecto yo deje de ser un loco normal para ser un loco menos normal y en ese punto las demás personas se dieron cuanta mi forma que de ser cambió y ya no era uno más, era aquel en quien confiar, pero……………. ¿porque confiar en alguien? Yo diría que uno confía cuando sabes que ese alguien no te fallara, entonces ¿porque deberían confiar en alguien? si todos tenemos conciencia de que la gente no es perfecta y en algún punto del camino todos fallan por mínima que sea la cosa. Aunque claro si no fuera así las personas solo confiaran en un dios que es perfecto entonces nos nace una necesidad de confiar en las personas para desahogarnos de nuestros problemas y que alguien más nos pueda ayudar físicamente en ese instante lo cual nunca lo entenderé.
Nunca lo pensé así pero las personas no deben hacer ese tipo de cosas, cualquier rasgo de confianza se arriesgan a ser traicionados y entonces ¿por que confiar?
Todo el mundo ya tiene problemas y tiene historias y ya son suficientes como para pasar entretenidos en eso como para encargarse de los problemas de los demás y bueno luego se enojan cuando no se logra ayudar ¿Qué pasa realmente cuando eso pasa? Bueno no lo se pero a mi me pasa que fallar es caer en un gran agujero negro en donde ni la luz escapa en donde los conflictos se hacen más pesados por que ya fallaste y no lograras arreglarlo del todo, la confianza no se restaura jamás y ni mil proverbios lo cambiaran, entonces se rompe la galleta de la suerte y te das cuenta que nunca hubo papelito dentro que te diga algo bueno algo que de verdad sirva.

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